martes, febrero 04, 2003

Dia XVI

He contado esto tantas veces que hasta resulta ocioso repetirlo, pero cuando era muy pequenio mi abuela consiguio meterme en la cabeza la idea de que cuando fuera grande querria ser papa. Es mas, hasta escribi una historia con esta manoseada anecdota. Bueno, pues seguro que jamas lo sere y seguro que ahora no quiero serlo, pero hoy llegue a la Catedral de San Pedro. Algo es algo, diria la abuela. Creo que esa manera y con las estampitas autografiadas por el mismisimo Ioannes Pavlo II con un rosario por 2. 50 Euros en limites de la plaza de San Pietro sera la manera que estare mas cerca del jerarca aquel.
Malditos ladrones, cuatro €uros por subir a la cupula de la Catedral, ademas de 500 escalones y dos horas de sofoco y 15 minutos de mareo al caminar inclinado alrededor de la cupula en una especie de Cabania del Tio Chueco. Con todo la vista lo vale. Roma bajo la llovizna, un espectaculo para no perderse.
Cuando pensaba en Europa y en un viaje por el contiente jamas paso por mi cabeza que haria parada en el Vaticano, y ahi estuvimos Ale y yo toda la maniana en el extasis de una vista como pocas y con ganas de un toque que me hiciera alcazar aun mayores alturas.
El dato anecdotico, encontre en el templo menos mexicanos de los que pense encoantrar, pero ahi estabmao haciendo presencia para hacer un pequenio contrapeso a la marea amarilla que se ha posesionado de Roma. La guardia Papal siguen siendo de soldaditos suizos, pero ahora los guardias que vigilan que los turistas no sobrepasen las zonas permitidas son africanos que hace menos de un anio comian carne humana. Ver para creer. Supongo que no puede haber mejor guardia, quien despues de ver a su companiero de viaje ser comido por una turba furiosa de negros africanos intentaria traspasar la linea permitida.

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