miércoles, marzo 26, 2003

Recibido en el corroe-e esta maniana... será?

Mark Hertsgaard, investiga la imagen de EE.UU. en el mundo. Nació y vive en San Francisco. He enseñado Teoría Política en Harvard, Yale y ahora Berkeley. Casado, sin hijos. Lo educaron como cristiano fanático, pero ahora practica la fe de California: tolerancia, budismo y aire libre
Hertsgaard, autor de un citado estudio sobre Reagan, me aporta cifras preocupantes sobre la decisiva influencia
de los extremistas cristianos de EE.UU. en el destino del mundo. Consulto en Internet The Project for the New American Century
y me sorprende: de repente descubro que los integristas no están sólo en los países árabes y que, además, éstos tienen misiles nucleares. (Consultar la web del Imperio)


-EE.UU. no inicia esta guerra para quedarse con el petróleo iraquí...
¿Ah, no?

-Claro que no. Cualquiera que conozca la política norteamericana lo sabe. Ésta es una guerra de religión.
-No nos asuste, hombre.

-Hechos: Bush debe la presidencia a ese 30 por ciento de votantes, que, como él mismo, se declaran "cristianos renacidos"

-¿Qué es eso?
-Cristianos que han tenido un momento epifánico en su vida después de un tropiezo y han "renacido" a una nueva vida en Cristo. Son la primera fuerza política del país.

-¿Todos han tenido una visión?
-No se los tome a broma. Son el gran movimiento social, ideológico y electoral estadounidense de fin de siglo. Fueron el 30 por ciento de fieles sobre los que Reagan construyó su hegemonía y son ahora los mismos que dieron el triunfo a Bush y que le apoyan en su cruzada. Estos votantes no buscan el petróleo, creen tener una misión en el mundo.

-Cuesta creer que sean tantos.
-Según el último sondeo religioso Gallup, el 46 por ciento de los norteamericanos se declaran "cristianos renacidos" y en muchos estados... ¡el 99 por ciento! Cualquier sociólogo sabe lo que eso significa: el 99 por ciento se declaran al menos fieles creyentes!

-Usted es el experto.
-Me temo que sólo soy realista. Este 30 por ciento evangélico que aupó a Reagan y ahora a Bush es el mismo que hundió la presidencia de Clinton por el caso Lewinsky, algo inaudito en otro país sin fanáticos religiosos, y es el mismo exactamente que ahora dice en las encuestas que hay que tomar Iraq con o sin la ONU.

-Veo que siguen influyendo.
-Muchísimo. La Casa Blanca sólo trabaja para ellos. Bush hace mucho más caso a la Biblia que a la ONU. Y no es que él sea un iluminado: estamos describiendo un movimiento social bien estructurado con profundas raíces comunitarias y sociales que se ha convertido en la clave de cualquier cálculo electoral realista en América.

-¿Tanto?
-Son ellos los que hacen el trabajo de base más ingrato, los que conquistan el consejo escolar, el concejo, los cargos locales, claves de la batalla presidencial. Además, Bush, que tuvo su propia experiencia redentora...

-Fue un alcohólico... Y un bala...
-Tras un pasado oscuro, es uno de ellos de corazón. En la Casa Blanca se reza cada día antes de cualquier reunión.

-Supongo que será optativo.
-No falta ni un consejero a la plegaria... ¡Y no son cortas! Pues bien, estos integristas se consideran a sí mismos el pueblo elegido para dirigir la Tierra y han escrito The Project for the New American Century (PNAC), el manifiesto del nuevo siglo americano.

-Que supongo que no es un canto a la igualdad entre los pueblos.
-Para ellos es la voz de Dios. Consiste en la proclamación por mandato divino de la hegemonía necesaria de Estados Unidos sobre la Tierra. Está claramente conectado con el Libro de las revelaciones y su saga, cuarenta millones de ejemplares, y sé muy bien de lo que hablo porque yo fui educado por uno de estos cristianos integristas.

-Suena todo muy sectario.
-Lo es. Lo inspiran los hermanos Bush aunque su padre no es fanático, Rumsfeld, Cheney, Wolfowitz, Perle, Krisol, Kagan y un grupito de ideólogos que están convencidos y cuando digo convencidos no hablo de razón, sino de fe, y hablo en serio de que están llamadosa dominar el mundo por el bien de la humanidad e inspiración divina.

-No me tranquiliza usted...
-Yo estoy tan aterrorizado como usted, y prepárense en la Unión Europea, porque hasta ahora eran ustedes irrelevantes; desde ahora, y acabo de leer lo que Kagan ha escrito sobre la Unión Europea para la Casa Blanca, ustedes los europeos son anticuados y molestos. Si acatan los designios del PNAC, los ignorarán; si los cuestionan, primero los castigarán y desactivarán, y luego los ignorarán.

-¿Y qué pretenden exactamente en Iraq?
-Dar ese primer paso del mandato divino para América en Oriente Medio, y en el centro
de esa visión evangélica está Israel.

-¿También es la revelación?
-Es triste, pero sí, estamos en manos de estos visionarios. Sitúan a Israel en el centro del PNAC porque si gana Israel, como dice el Libro de las revelaciones, gana América, el auténtico pueblo elegido.

-La extrema derecha y los judíos nunca se llevaron bien... Tampoco en EU.
-Es una alianza táctica curiosa, pero es que no le estoy denunciando ninguna conspiración, sólo le estoy leyendo las encuestas,
que son mi trabajo de analista. Llevo veinte años siguiendo las estrategias de los new con (nuevos conservadores)
y hoy nuestra política exterior la dictan ellos: Israel es un hermano en la Biblia, de momento.

-¿Y usted cree que Bush ganará así un segundo mandato?
-Históricamente, es la economía la que decide las elecciones en mi país. Pero en Washington todo el mundo está enloquecido, y periodistas y políticos rivalizan por ponerse a las órdenes del comandante en jefe Bush.

-Panorama desolador.
-Mientras, el propio padre del presidente le culpa de romper con Europa, y Brezinsky dice que esa ruptura es peor que perder Iraq.
¿Y sabe que todos los generales de prestigio retirados como Scwarzkopf o el ex jefe de la OTAN, Wesley Clark, se manifiestan en contra de la invasión? Esto no es una guerra por petróleo. Esto es una cruzada integrista

sábado, marzo 08, 2003

Un frio Carnaval

La fiesta de la carne ya empezó y termino y yo no pude alcanzar a ver ni un pedacito de carne que no sea la que se expone a diario en las carnicerías (disculparan la banalidad del tema, pero mientras los Estados unidos al mando del crazy cowboy texano organiza una expedición sangrienta a la tierra de las mil y una noches con un fin tan noble que nadie cree... “la libertad”, el mundo sigue su curso, ademas las festividades de la carne terminaron antes que la primera bomba americana tocara suelo iraqueno). La fiesta calor y color en Rio de Janeiro, Venecia, aún Veracruz o Mazatlán y yo atrapado en las callecitas de Bellinzona Suiza en un festival que me recuerda, por mucho, los desfiles de primavera de cuando estaba en el kindergarden. Cientos de abejitas, de conejitos, de dálmatas y aún de reinas de las flores que bailan al ritmo de “Heidi” versión Dance y que nada tiene que ver con aquel famoso: Abuelito dime tuuuu!!!. Si, por mucho el carnaval de Bellinzona (orgullo de la ciudad y al parecer de toda la region italiana que tiene en esta ciudad la capital de su republica) parece un desfile de la primavera con alcohol, fragolino y muy poca mariguana a pesar de que se puede comprar en varios negocios.
Cuando tenía menos de 5 años viví por un tiempo en Cancún. Con la edad, ese puto Alzheimer que amenaza con apoderarse de mi y sobre todo mi irresponsable consumo de sustancias prohibidas por la ley he perdido recuerdos, no se si valiosos o no, pero al fin recuerdos. Cuando Fercor y yo agarrábamos esas borracheras tremendas que te llevaban sin remedio a las lagunas mentales siempre decíamos que eso del olvido debería ser selectivo, que deberías poder elegir que olvidar y que no, desgraciadamente no es así y olvidas parejo (lo cual visto desde el punto de vista de Funes el memorioso, aquel joven que recordaba todo y cada uno de los instantes vividos en todos sus detalles y que lo llevo a una crack cerebral, según Borges). En fin, decía que cuando tenía menos de cinco años y vivía en Cancún estuve un año en el kinder. Lo poco que recuerdo de aquel entonces esta más ligado a los recuerdos que uno se inventa a fuerza de la memoria materna. Es decir, obligado por la historia que las madres cuentan y que a uno no le queda más remedio que aceptar. Y también claro por las fotografías, ese archivo de momentos que hasta la llegada de la era digital el tiempo también percudía y desgastaba.
En aquel entonces en algún desfile del 21 de marzo o en un final de cursos, no conseguimos ni yo imaginarlo ni mi madre recordarlo, salí disfrazado de chino. Afortunadamente las fotografías aún conservan los colores y ahí se puede apreciar un traje verde hecho de satín o alguna tela del estilo (brillosona) y una media metida en la cabeza simulando la ausencia de cabello además de una larga trenza de estambre.
Bueno, mas de veinte años después he vuelto a vestirme de chino. El traje ahora es blanco, impecable, diría yo, un traje de domingo para un chino común. En las calles he encontrado otros trajes mejores, más elaborados, con telas vistosas y pelucas que simulan lo que simulaba aquella vieja media metida en la cabeza. Con todo me he sentido cómodo dentro de esa piel que no es la mía. Como también me he sentido a ratos ofendido porque otro de los trajes que más se ve por la calles es el de Mexicano, que consiste en un sarape y un sombrero de esos que te venden en dólares a los turistas que llegan a Cancún y Playa del Carmen. Pero bueno, al fin es Carnaval y se trata de divertirse y ridiculizarlo todo. Como lo hacen acá en el desfile de carros alegóricos.
Las noches de carnaval son largas, pero, y digo esto a riesgo de parecer un tanto soberbio, aburridas. La gente en la calle bebe un vino de fresas nada mal pero que de inmediato hostiga. Dos, tal vey tres copas se pueden beber, lo cual para adquirir un estado etílico acorde al momento no sirve de mucho. La cerveza no es mala, pero con el frio que hace dan pocas ganas de beberla, pero de cualquier manera se hace.
El ambiente comienza a caldearse pasada la medianoche pero siempre sera el ritmo monotono y machacante del euro-dance salpicado de pinceladas de latin-dance (lease Ricky Martin, El Simbolo y demas, discuparan el termino, sandeces). Además el frio y el grosor de los trajes impiden que las pieles suizas se muestren en todo su esplendor. Pero que se puede hacer, estamos aca y lo mejor es beberse un fragolino más y hacer como que se esta uno divirtiendo de lo lindo.