miércoles, abril 28, 2004

Nuestro hombre en Bahia

La tarde, sí, otra pinche tarde y nada que hacer. Escuchar un disco. Por es que lo mejor que hay a la vista. No más playstation ni chaquetas mentales. Un disquito de esos suavecitos, de esos de cockel de medio día. Un pianito, una mujer que languidece en un mullido sillón de esos que ya le apostaban al futuro hace 20 o 30 años, preferentemente tapizado en peluche a dos colores. Sincronía en blanco y negro, por decir algo.

Afuera el niño grita una y otra vez mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá, mamá. Alguien, quien sea, que le retuerza el cuello por favor. No importa quién, alguien. El piano en la habitación sigue llevando la tarde, a pesar de todo, cálida. La cadencia en la melodía es un caminar de caderas cualquier tarde en Bahía (acento portugués, por favor).

El disco suena, el láser rasga su pulida superficie y magia, ahí están la guitarra y el músico que alguna vez la tocó vestido de blanco, uno, dos tres, cuatro acordes. Por encima del mullido fondo musical se adivina un beat repetitivo y una letra en español. ¡Ya empezó el vecino con su dosis diaria de OV7!, cierro la ventana y los oídos a cualquier otra cosa que no sea Astrud Gilbert y el piano y la guitarra y el sax y la flauta y el acompañamiento de Carlos Antonio Jobim. Y la cosa no para, muy a pesar de la infalible Piña Colada que no está.

Calor, acordes down y la recreación sistemática de una fiesta con actrices púberes que luego ya no lo serán, actores venidos a menos y un montón de extras en la casa de cualquier productor de Holliwood que hace más de dos horas que no se acuerda como se llama, pero tiene una tarjeta impregnada de polvo blanco por las orillas en la bolsa del saco y sonríe a todos, a todos.

Afuera el niños sigue gritando, alternando sus alaridos con los chillidos de la madre que responde que se calle, que la deje en paz. A quien diablos le importa, lo que ella quiere, no al niño al menos. Y nadie en la fiesta parece prestar atención en ella o en la mujer mulata claro que entorna los ojos, sostiene entre su dedos el cabello una flor y canta algo que habla de una mujer que camina por la calle y de un sol dorado en Ipanema que tuesta la piel.

Adentro la fiesta languidece.


Referencias para tomar en cuenta:
Carlos Antonio Jobim y su Chica de Ipanema
Los discos de Irma Record´s, especialmente los del sello Irma La Douce
Esquivel y Combustible Edison
La fiesta inolvidable con Peter Sellers
Las ilustraciones de Jordi Labanda


martes, abril 13, 2004

La casa del escritor de Puebla está ofreciendo un curso sobre nota policiaca y literatura negra. Sin tener del todo claro de qué va la cosa y visto que es gratis solicitaré mi admisión, solo que para ello me piden de requisito una carta de motivos. Carajo, como si no fuera suficiente que me gusta el tema y ya... bueno, pues en respuesta a la solicitud está es mi carta:

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A quien corresponda:


Piden un carta de motivos para poder acceder al "olimpo de las letras" que representa esta institución y me pregunto si acaso tendré motivos suficientes para justificar mi necesidad de saber y conocimiento sistemático. Una carta de motivos, sigo rumiando para mis adentros y encuentro que me resulta difícil justificarme ante un anónimo, pues si bien hay un nombre detrás de este curso en realidad a mi nadie me asegura quién será el destinatario de ésta. De cualquier manera comencemos.
Bueno, motivos en realidad tengo muy pocos, o al menos eso creo. Podría comenzar diciendo que trabajo en un diario de circulación local y tengo la obligación semanal de armar (por llamarlo de alguna manera menos institucional) las páginas de la sección policiaca cada viernes y sábado. Esto me obliga a estar en contacto con el trabajo reporteril de la nota roja aún sin ejercerlo de forma. ¿Esto podría ser considerado un motivo para solicitar mi inclusión en el curso? Supongo que no me corresponde a mi evaluarlo, pero lo expongo en caso de que pudiera resultar satisfactorio a quien solicito está misiva.
También puedo señalar un interés, más bien malsano, por la degradación humana y los limites (aún dudo que existan) a los que podemos llegar quienes presumimos de una capacidad de raciocinio y comunicación con nuestros semejantes. Este interés me ha llevado a acumular libros e historias en donde las bajas pasiones son, generalmente, las protagonistas. ¿Este otro argumento entraría dentro del apartado de motivos? Quiero suponer que sí, pues de otra manera podría decir que se me han agotado los razonamientos para justificar mi solicitud.

Así, sin más suyo yo


PD.- Ah... rax, con quien compartí un café hace unos días me exigió el final o más bien la continuación de la historia del tio fantasma... mejor que seguir redactando algo que solamente ella leería decidí contarsela. Claro, oralmente es aún menos graciosa de lo que pudiera parecer al ser transcrita, pero que se le va a hacer. Al menos quedo conforme.

miércoles, abril 07, 2004

"Imagino que siembro mechones cortados del pelo de Anna-Louise, como tallos delgados de flores secas, y que de esos cabellos crecen girasoles. Imagino que entierro una calculadora de bolsillo con su nombre escrito en la pantalla de cristal líquido, y que de la tierra salen relámpagos."
Douglas Couplan, Planeta Champú

jueves, abril 01, 2004

"Mi vida es una larga lista de gente diciendo adios" Es la frase que la revista Celeste escogió como tema y presentación de portada. Me pregunto si la frase fuera realmente mía donde diablos estaría en este momento, sólo creo que no quiero saberlo. La frase es fuerte y buena de eso no cabe duda