martes, septiembre 13, 2005

Al fin del otro lado

Aca las cervezas se suceden y se pisan los pies con el vino, el de las botellas y el de las copas. Se revelan como compagneras de viaje lo mismo que de las comida, sea en un autogrill milanes con un risotto ai gamberetti (zucchine incluse) que en un restaurante francés con pollo frito como plato del día, verduras, y varios tipo de de papas (desde las fritas al pure pasando por las croquetas) todo por 5.90 euros. A veces no importa el momento, es solo el pretexto de una fría compagnia.

Regreso de Milan
Diablos, Milan, sin duda la capital de la moda. Que rivaliza con Paris no está a discución, pero de alguna manera la sensibilidad parece distinta, o por lo menos el paisaje que se remonta en el tiempo y que no tiene para nosotros (mx) la cercanía porfiriana de lo francés o lo afrancesado. Así las calles de la ciudad se vuelven desfiles de moda que no se detienen, pero de esos donde la pasarela se vuelve humana y deja la divinidad de las fotos de agencia y de las cámaras de televisón. Y las mujeres, sin duda bellas pero siempre cercanas, presumen las tendecias de los nuevos y viejos disegnadores. Es facilmente discernir quién de entre todas las que presumen su belleza y su buen gusto despierta día a día bajo el bullicio de esa ciudad y quienes arrastran consigo lo gris de sus ciudades, las otras. Y lo mismo vale para ellos.
Y en medio de todo ello el duomo de Milán como un dios (lopez velardedixit), o más bien su imponente casa, alta 40 o 50 metros con sus cupulas de goticos remates y sus vitrales multicolores con remates en punta, y sus orientales todo sonrisa y cámara digital en mano que cubren más del 50 % del turismo en el lugar, y en todo momento podría apostar.
Y el miedo? en la puerta de la iglesia disfrazado de policía que revisa meticulosamente según sea el origen étnico del visitante las pertenencias de cada quien, no sea que en una de esas los fanaticos mediorientales (musulmanes para más precisión) con sus consignas tan parecidas al "patria o muerte venceremos" de los guerrilleros latinoamericanos del 60-70-80, consiga golpear una vez má al alicaido y cada vez más suceptible occidente. No por nada hace unos días el gobierno italiano expulsó del país a un Imán árabe acusandolo de provocación y demás marrullerías; y los comentarios en la cadena estatal -Rai- o en la televisora de Berlusconi -que no es lo mismo pero es igual- sobre la necesidad de una verdadera integración entre los musulmanes que han decicido hacer vida en este país son del tono "o aceptan nuestras condiciones de vida o se regresan a sus países", todo por la polémica que ha sucitado una escuela primaria árabe en Milán.

miércoles, septiembre 07, 2005

Una mirada al aeropuerto

04/09/05
Si algo no para o parece que no para nunca es el movimiento en el aeropuerto. Cierto, el ir y venir en este sitio no es solo la constante, es de hecho la premisa original y por ello -para no olvidar el lugar comun- el sitio donde las historias se suceden, se cruzan, se atropellan, se superponen unas a otras. Podria pensarse en el sitio como en un laboratorio de vida o no, porque al final tampoco importa si alguien mas se divierte mirando y que de miradas es el sitio, muchas, cientos de ellas que se tocan sin pasar mas allá de apenas el roce.
Ahi, en ese espacio, en ese micro espacio veo pasar las horas o mas bien las veo llegar y estacionarse en mis parpados que, amoratados e hinchados, cuelgan de mis ojos, ojos que al descuido y bajo la insistente luz blanca se inyectan, los vasos que irrigan la esclerótica se rompen y todo se enrojece al menos en el globo ocular.
Entonces el registro visual va a menos y las letras en el cuaderno se borronean y las figuras que cruzan veloces o no los pasillos de este sitio se vuelven meras mancha cromatica y ya no importa si es un oriental en regla, que cámara en mano y con una estupida sonrisa pegada en el rostro dispara su objetivo contra el grupo que somos y es que a fuerza de esperar sentados en fila india afuera de la sala de registro previo al embarque esperando el momento de que la gente de la aerolinea diga, finalmente, nuestro nombre nos hemos vuelto atracción, costumbre y objeto de estudio; y lo mismo da el desfile de azafatas rusas recien bajadas de la aeronave de la Aeroflot, pues son unas manchas azul cielo y rubias cabelleras pero apenas eso; o el grupo de teenagers post springbreaker todo risas entras las que de seguro se encuentra la nueva estrella del collegedrunk.com y la futura del hiden camara que llegara a la casa de todos cortesia de las videos cámarasde seguridd que vigilan y miran e insisten en mirar con sus ojos electrónicos, aunque los tuyos esta noche, a fuerza de la luz blanca con que iluman los pasillos y tu pasillo en el Benito Juárez no puedan registrarlo.

sábado, septiembre 03, 2005

¿Cuando regrese?

Pero si no me he ido aún. Sigo acá en la pinche DF, durmiendo de día y pasando las horas muertas en los pasillos del aeropuerto, despertandome para encontrar una invasiòn de moscas, de esas horribles, grandes, gordas, negras y verdes, hacinadas en la ventana de mi tio, en su tonto e insistente golpeteo contra el cristal. He despedazado ya tres diarios, bueno en realidad solo dos, no me he atrevido a realizar la masacre con la edición de hoy (viernes) de El Grafico que tiene en su primera plana una foto del desmadre en Nueva Orleans y en la contra portada el desnudo de -mamita- Ana de la Reguera donde habla de la polémica que desde ya espera por los desnudos que realizó para la película que pronto se estrenará. He despezado los diarios en una masacre, absurda, necia e infructuosa por que lo que parece, pues a cada momento regresan, aparecen como de la nada, surgen por generación espontánea desde los cadaveres de sus antecesoras, para volver a poblar esa ventana, esa sola, herumbosa y llena de polvo, pero soleada ventana antes de caer, nunca mejor dicho, como las moscas que son sobre el piso negro de la recamara.
Y mientras los días de velar en el Benito Juàrez se acumulan, casi como esas moscas que prometo barrer una vez que consiga tapizar el poco espacio que hay entre la cama y la pared con esos cadaveres por fortuna nada putrefactos.
Es hora de tomar la maleta y volver a salir

Por un momento pensé que no lo haría, de hecho aún lo dudo, aún desconfío del tiempo, de las horas, del imaginarme dentro del avión aún sin estarlo, de saberme las nubes suponiendo que, con un poco de suerte, tal vez los remanentes de Katrina sean visibles desde las alturas, saboreando la necedad de insistir en la marcha, en el viaje. En esa acción de colgarse de la espalda la mochila, que no por repetida se ha vuelto cotidiana por que aún cuando el destino es el mismo nunca es ni el mismo viaje ni la misma ruta, ni las mismas emociones.