martes, octubre 21, 2003

Hace unos días, el único lector de este blog con el que he platicado físicamente en los últimos días me preguntaba por que actualizo esporádicamente este espacio. No supe que contestarle. Me dijo: “me gustaba más cuando posteabas cosas personales. Ya sabes los preparativos antes del viaje, los días allá, que podría parecer pasaban entre grandes comilonas y botellas de tinto y blanco”. Es cierto, le dije, los blogs que más me gustan son aquellos que hacen de los días el retazo de palabras. Por ejemplo Morcillo, solía divertirme más cuando lo que posteaba eran anécdotas y no esos chorizos informativos de tal o cual sustancia y/o padecimiento. ¿por qué decidí poner stop en la catarsis de los días y rellenar esta madre con ecos de cosas que me llegan por el correo? ¿De notas y comentarios sobre discos o drogas?.
Supongo que era la única opción para seguir En el camino, título de este blog, pero si algo he aprendido en esto de brincar de un diario a otro, es que muchas veces el contenido no necesariamente implica el título, aunque así debería ser.
También creo que el saberme cerca me hace sentir más vulnerable. Aunque en realidad me sienta más bien ajeno. Extraño en la que fue mi casa y aún extraño entre con quienes comparto los días. Hay fiestas en las que no estuve y todo lo que se lo se de oídas. Hay historias que ya no son mías, por que las mías fueron otras. El regreso tiene tanto de desilusión que me hace añorar de nuevo otro regreso y temo que ese también termine en desilusión, aunque honestamente lo dudo.
En realidad no se que tan difícil haya sido conseguir trabajo antes. Si bien el que tuve antes de irme no cayo del cielo tampoco tuve que pelearlo demasiado. Eran otras cosas las que me importaban en ese momento, la perspectiva de trabajo era más bien lejana hasta que llego. Por tanto tampoco se si hoy es más dura la lucha por él. Aunque mis vecinos y los no tanto aseguren que si. Que en realidad el trabajo es hoy, más que nunca (ja), un bien escaso a pesar de las promesas foxistas. Lo cierto es que se escapa, no se deja agarrar, es escurridizo y se esconde muy bien.

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