jueves, mayo 06, 2004

La siguiente nota procede del diario Reforma pero llegó a mi buzón cortesía de Óscar García. Y me sorprendió más de lo que imaginaba pues apostaba que Europa había aceptado integrar a los nuevos miembros, los vecinos del este, en la búsqueda de mano de obra blanca y barata.
Pero si lo pienso un poco en realidad no tendría por que haberme sorprendido, los siempre políticamente correctos y bienpensantes europeos no podrían aceptar públicamente su intensión de explotar la mano de obra. Entre las cosas que me interesan tanto del viejo continente está esa dulce inocencia que no engaña a nadie.

Esta es la nota:

Cierra UE puerta a obreros del Este

DPA

(5 febrero 2004).– Cada vez más países de la Unión Europea (UE) expresan el deseo de cerrar temporalmente sus fronteras, al menos durante los dos próximos años, a trabajadores de las naciones que en mayo se incorporarán al bloque
comunitario, informó ayer la Comisión.
Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia, Suecia y Dinamarca están dispuestas a aplicar estas medidas restrictivas. España, Italia y Francia todavía analizan la cuestión.
Gran Bretaña, que en principio planeaba la apertura de su mercado laboral, fue el último en sumarse al repliegue general ante el temor de que la avalancha de nuevos europeos se desvíe hacia las islas.
Mientras que Irlanda, presidente en turno de la UE, es el único país que anunció la total apertura de su mercado laboral desde el primer día.
La posibilidad de imponer restricciones a los nuevos socios de la UE se contempla en el Tratado de Adhesión firmado con los 10 nuevos miembros. Según ese tratado, cada país de la UE puede imponer restricciones durante un máximo de siete años a ocho de esos países, que serían Polonia, Lituania, República Checa, Estonia Letonia, Hungría, Eslovenia y Eslovaquia. Chipre y Malta tienen las puertas abiertas desde el primer día.
Eslovaquia tachó de poco solidaria a la Unión Europea y Polonia manifestó su desagrado ante el repliegue. El candidato eslovaco a formar parte de la Comisión, Jan Figel, dijo que esta posición demuestra una clara “ausencia de solidaridad”, mientras que el Ministro de Exteriores polaco, Wlodzimierz Cimoszewicz, señaló que observa con desagrado el repliegue europeo.
Alemania y Austria, los dos países en los que se asienta el 80 por ciento de los inmigrantes del Este, quieren optar por el periodo de siete años. El resto, se inclina sólo por dos años. Una vez concluido ese lapso todos están obligados a comunicar a Bruselas si prorrogan las restricciones tres años más y, finalmente, sólo podrán seguir en pie dos años más si demuestran que el flujo daña su mercado laboral.

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