Uno, dos, tres
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Finalmente abandono a Marín. He decidido dejar descansar a este blog de tanta necedá política (no por que se me haya pasado las ganas) y pasarlo todo a En Línea, un experimento de periodico blog En Línea. Así que si a alguien le interesaban esas espantosas diatribas pues vaya a buscarlas allá, donde además encontrará artículos, comentarios, historias y más, mucha actualidad.
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Acabo de ver V de Vendetta. Que los Wachoskis no son gente normal era claro desde Matrix, que tiene un delirio de persecución también, que saben contar historias y además amalgamar dentro las paranoias de una sociedad global (o al menos entendida como occidental.judeocristiana) que vive bajo un régimen del miedo y del control ya ni se menciona. V de Vendetta se ubica en un mundo facista de control total (1984, Orwell) con un poder omnipresente que controla a la sociedad mediante el miedo (EU y Bush jr. Berlusconi que ahora busca implantarlo en Italia) en donde un hombre, un sólo hombre será el encargado de despertar las conciencias de todo el pueblo (autoreferencia? Matrix? pero también claro, el mito del elegido, aunque en este caso la elección sea más bien una imposición y una sed de venganza que de personal se vuelve social). Claro, el crédito de la historia no es de los wachoskis, aunque sus nombres aparezcan en el guión, sino de Alan Moore, que se negó a que su nombre apareciera en la película. Sus razones tendrá.
Un poder absoluto que puede ser removido por la fuerza de voluntad y la sagacidad física o mental de un hombre que cree en si mismo, los creador de Matrix siguen dando vueltas sobre el mismo tema (y no dudo que seguirán haciendolo); y ante el miedo el dolor para exorcisarlo: si no se tiene nada que perder que más da perderlo todo.
Una reseña acá
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No, no hay tres.
jueves, marzo 23, 2006
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