El regreso de Suiza
El avión sobrevolaba ya la ciudad cuando desperté. Tenía hambre, estaba harto de 12 horas de vuelo y aún podía recordar la nieve que me recibió cuando llegué a Suiza. La emoción del mi primer viaje por el viejo continente habían minimizado las molestías de 9 meses antes. Estaba regresando y a pesar del añoro por algunas cosas que había dejado las horas de viaje las sentía en cada uno de mis músculos. Y lo peor, tendría que tomar todavía un par de autobuses para llegar a casa.
Con todo no pude evitar que la piel se erizase, no pude evitar los estremecimientos al mirar desde al aire el mar de gente, autos y casas que me esperaba abajo.
Cuando por fin tocamos tierra dejé que todo el mundo saliera, que se adelantaran. Yo no tenía a nadie esperandome ahí y bien podría llevarme el desembarco en calma. Tomé mis maletas de mano y salí a los pasillos del aeropuerto Benito Juárez, arrastrando los pies y en un estado entre sorprendido-fastadiado-contento-encabronado. Estaba ahi. De regreso en la ciudad de México. Exitado por la idea de unos tacos de lo que fuera y conciente de que no habría más mañanas montañosos con Alessia a mi lado. Seguí arrastrando los pies para salir de ahí.
Continuará
sábado, noviembre 29, 2003
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