Paris bien, un poco frio tal vez, pero solo tal vez, sobre todo si se piensa que hace tan solo un año los ancianos caían como moscas por la ola de calor que ahogaba a la Ciudad Lux. Cuando llegué tuve un poco de problemas para comunicarme, que extraño resulta que los franceses no entiendan el francés, al menos "mi francés", pero una vez que tuve en mis manos el boleto del tren para llegar a Suiza todo fue miel sobre hojuelas... bueno, en realidad no tanto, con dos maletas a las espalda Paris es menos Paris y más molestia de lo que uno podría imaginar, pero que se le va a hacer.
Sorprendente sin duda la cantidad de gente por las calles, pero más aún la cantidad de gente metida en las tiendas aprovechando los descuentos de fin de temporada de una que recien inicia. Sorprendente tambien lo bien que puede funcionar el capitalismo en Europa, todo eso que te dicen que debe ser lo entiendes una vez que lo ves en vivo, que no sólo son cuentos de hadas en los libros de economía o promesas de un falso bienestar en boca de los economistas. El mayor promotor cultural no es el estado, son las marcas, lo que tambien sin duda marca a la epoca, por que algunos megalómanos buscan hacer perdudar sus colores, sus emblemas o sus iconos por encima de cualquier otra cosa. Visto a la distancia en algunos varios cientos de años Louvre parecera cada vez menos un viejo cementerio de retratos de familia y piadosas escenas religiosas para transformarse en un centro comercial que sera la envidia de cualquier noche de publívoros. La marca indeleble de la epoca del mecenazgo comercial y mediatico impronta no solo en la memoria colectiva.
jueves, julio 01, 2004
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